Fausto es un perro que estuvo en la calle y que un día apareció en mi Edificio. No parecía un perro agresivo. Mis hijos jugaban con él todo el tiempo y la ropa de ellos terminaba negra y con mal olor. Eso era porque Fausto estaba cochinito. Así que por ellos decidí llevar a Fausto al veterinario y ahí lo bañaron, le cortaron sus uñas y lo vacunamos.
A partir de ese día Fausto (nombre que nosotros le pusimos), vive en mi Edificio. En las noches entra a mi casa a dormir y por el día sale a la calle. Su instinto de ser libre nunca lo perdió, pero así lo queremos.
A partir de ese día Fausto (nombre que nosotros le pusimos), vive en mi Edificio. En las noches entra a mi casa a dormir y por el día sale a la calle. Su instinto de ser libre nunca lo perdió, pero así lo queremos.
Hace unos meses Fausto estuvo mal y tuvo que ser operado de un tumor. Desde esa fecha él ya no sale mas allá del edificio, sólo va al parque con mis hijos y conmigo.
Esa es la historia de un perro al que amo y al que voy a cuidar hasta el final.
Fausto ya está viejito…
Claudia
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